Este paseo me está cambiando. Hoy me ha llevado por el puente de piedra, de camino a la cueva misteriosa, y he pensado que soy la única de mi especie en este planeta. Soy muy distinta a los demás olitas, y quién sabe si para mí hay un futuro aquí. Al fin y al cabo, soy una flor, y las flores suelen ser efímeras.
Quiero volver y buscar otro lugar para echar raíces, pero no en esta cueva. Es fría y solitaria, y no quiero estar sola aquí abajo. Ni siquiera quiero entrar. Le pediré a Olipécico que dé media vuelta y regrese. Algún sitio habrá para mí ahí fuera. No quiero perderme las cosas interesantes del planeta Oli.
viernes, 28 de mayo de 2010
Media vuelta
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3 comentarios:
En esta entrada, por cierto, fijáos en el segundo comentario, el de Irina... Desde entonces ya se estaba gestando Fiolinda.
OLI I7O
Fiolinda te leo y sólo puedo pensar que te pasas el día sin encontrar tu sitio, pero siempre puedes llamar a Olipécico y acudirá al rescate, no todo el mundo puede decir eso.
Se estaba gestando, nunca mejor dicho... a Olipécico le salió del ombligo.
No era difícil suponerlo, un planeta sin presencia femenina terminaría siendo aburrido. Claro que Fiolinda es tan quisquillosa que el pobre Olipécico está demasiado entretenido. Ni tiempo le queda para cavilaciones. Da ternura verlo tratándola con tanto mimo y sin rechistar. ¿Y si un día se cansa? Temo que cualquier día decida darse un nuevo paseíto espacial, está vez con la cuerda más larga... porque como sea ella la que le deje, le va a tocar cantar:
"Dime tú, puente de piedra,
dónde se ha ido, dóonde se ha ido, si se fue por la cañada
o por la orilla del río".
Por cierto, he vuelto a leer la entrada antigua, me he parado a pensar y me he hecho un lío. ¿Serán los habitantes del planeta los duendecillos de la nave espacial modelo Simón? ¿Llegaron hasta él por casualidad y están ahí perdidos?
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