Ay, las flores son contradictorias pero esta flor no tiene espinas ni para defenderse la pobrecilla, luego... ¡no es una flor!(o sí).
¿Tal vez se trate de la llegada al planeta de un nuevo olita mediante un trasplante visceral de corazón? A saber el modo que tendrán de reproducirse los olitas... LLevo un par de días oteando el crecimiento y no me decidía a dejar mi opinión, luego pensé en los cuentos en los que crecen niñitas de semillas y pensé:igual se trata de una pequeña olita que viene a alegrar el planeta, no sé... hace tiempo dijimos que echábamos en falta la presencia femenina (al fin y al cabo, la flor distinta que todo planeta necesita, je,jjee).
Sea lo que sea, para que siga creciendo sana y fuerte le dejo un trocito de poema:
¿Y el sol y la luna dando en lo distinto? Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir distinto de lo distinto; lo que seas, que eres distinto (monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre): si te descubren los iguales, huye a mí, ven a mi ser, mi frente, mi corazón distintos. Juan Ramón Jiménez
El misterioso planeta Oli ha despertado el interés de toda la comunidad científica. Y sí, parece ser que hay vida, pero aún está por descubrir si esa vida es inteligente. Por lo pronto, se han encontrado varios habitantes que muestran, a su manera, cómo es ese planeta.
Si alguien desea comunicarse con el planeta Oli, puede enviar una sonda a:
mail@planetaoli.com
(Pincha sobre ellos)
EL ASTRÓNOMO:
De tanto que se ha dedicado a estudiar el planeta Oli, ha pasado a modificarlo él mismo y, por tanto, convertirse en un habitante más.
STABOLI:
No puede hablar. Cada vez que escucha o lee una frase siente el impulso de dibujarla, por disparatada que sea. Es su forma de comunicarse.
OLIPÉCICO:
De tantas vueltas que le da a las cosas, ha perdido todo el pelo. Pero, además de plantearse ciertas cuestiones, también trata de hallar sus respuestas.
FOLINI:
Hay quien califica su obra como "arte y ensayo", pero casi todo el mundo la llama "ensayo", a secas.
CARACOLI:
Es un cruce entre el ADN de un caracol y el que quedó de Caceroli tras su muerte. Tiene la personalidad de éste, pero con más taras aún.
FIOLINDA:
Es la flor parlanchina, surgida como resultado de plantar una víscera de Olipécico. Sabe hacerse oír.
CACEROLI (fallecido): Era imprevisible. Cuando se le iba la olla, no era en sentido figurado. Nunca hay que hacer caso de lo que decía.
MONOLITO (ido):
Viajó por numerosos planetas, y conocía mucha información del exterior. Que supiera transmitirla era otra historia.
6 comentarios:
¿Me lo parece a mí o esta flor está tomando forma de ombligo?
¡Tened cuidado, olitas! Nunca hay que escuchar a las flores. Hay que mirarlas y aspirar su aroma. ¡Las flores son tan contradictorias!
(Todo esto suponiendo que sea una flor, claro)
y ami que me parecen unos labios...
en fin Viva la imaginación y la libre interpretación!
Algo florífero sí parece, la verdad. En cualquier caso, ¡que viva esa imaginación! ;o)
OLI I7O
Hoy ya toca el 7/7, ¿no? :D
Pues sí, eso dijo Olipécico, que dejaría a Staboli al cargo de la maceta durante siete días. ;o)
OLI I7O
Ay, las flores son contradictorias pero esta flor no tiene espinas ni para defenderse la pobrecilla, luego... ¡no es una flor!(o sí).
¿Tal vez se trate de la llegada al planeta de un nuevo olita mediante un trasplante visceral de corazón? A saber el modo que tendrán de reproducirse los olitas... LLevo un par de días oteando el crecimiento y no me decidía a dejar mi opinión, luego pensé en los cuentos en los que crecen niñitas de semillas y pensé:igual se trata de una pequeña olita que viene a alegrar el planeta, no sé... hace tiempo dijimos que echábamos en falta la presencia femenina (al fin y al cabo, la flor distinta que todo planeta necesita, je,jjee).
Sea lo que sea, para que siga creciendo sana y fuerte le dejo un trocito de poema:
¿Y el sol y la luna dando en lo distinto?
Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir
distinto de lo distinto;
lo que seas, que eres distinto
(monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre):
si te descubren los iguales,
huye a mí,
ven a mi ser, mi frente, mi corazón distintos.
Juan Ramón Jiménez
«Una colina meridiana»
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