Las triquiñuelas del destino de cada uno son como las piezas de un reloj de precisión que solo tú puedes montar con tu flexo y tu destreza. Ansioso, buscas el momento en que todo encaje como un engranaje diabólico. Sabes el final, pero no sabes qué junglas atravesarás.
Aún no puedo decir mucho más, pero espero obtener algún día un cuco reloj. Ahora mismo tengo un cacao de trenes, reglas, calles paralelas, rosetas, torres gemelas, camisetas naranjas, lunares y bambalinas que va a llevarme tiempo encajar. Pero estoy inspirado, y mantengo esa luz en un lugar seguro, lejos de mi válvula para que no se escape.
Eso sí, hasta que pueda darle forma en mi cacerola, este desa-guisado me lo tengo que comer con patatas.
miércoles, 28 de abril de 2010
¿Cómo me lo como?
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2 comentarios:
Caracoli, ojo con tu olla a presión. Con el destino hay que luchar cuerpo a cuerpo y se forja. Y ahora viene las preguntas: ¿Qué podemos hacer aquellos/as que no aprendimos lucha libre ni somos herreros? ¿Naufragamos(si nos salen al encuentro islas para hacerlo) o seguimos navegando en un barco sin timón... y sin remos?
No sé, la primera parte de la primavera nos llena de energía el cuerpo.La segunda, suele ser como un laberinto incierto. De los desa-guisados que traguemos, o no traguemos, igual depende que la tercera parte nos lleve hacia el verano que todos queremos.
(matounpa) ja,ja,jjaaa....
No es por la primavera (pero tampoco estaría mal que lo fuese...) Al menos, he aprendido a canalizarlo todo en benditas palabras.
OLI I7O
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