Cogí el frasco con el caracol y me dirigí al laboratorio que Caceroli tenía en lo alto de la torre de su casafetera.
Ignoraba cómo saldría el experimento, pero había que intentarlo. El ADN del caracol podría estar defectuoso, y, por primera vez que yo recuerde en mi existencia en el planeta Oli, sentí que el corazón se me aceleraba.
Me puse la bata de científico. Iba a crear vida, aunque los resultados podrían ser funestos. Coloqué el caracol y la válvula sobre una camilla metálica encadenada a una polea, y activé la palanca.
Me vi envuelto en una nube de rayos mientras la camilla se balanceaba en el aire. Ya no había vuelta atrás. Una nueva vida iba a despertarse en esa camilla, pronto.
martes, 16 de septiembre de 2008
El experimento
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3 comentarios:
Yo confío a saco en el caracol, en su ADN y puede que en Olipécico también... aunque eso no lo tengo tan claro ;)
Los dibujos de esta entrada... GE-NIA-LES
Cara,col,col,col..
¡Uf,como para llevar la casa encima está la cosa en este momento, la de movidas que va a tener la válvulaaaaaaaaaa!!
jdpjjo
¡Me encanta el segundo dibujo!
Chán, chán, cháááááááán....
[a]
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